martes, 22 de febrero de 2011

¿Quién puede presumir de que sabe amar? Como con tantas otras cosas, quien de verdad sabe no suele ser quien presume de ello. Sobre todo en este tema, en el que nunca puede uno quedarse satisfecho.
Hablamos de amar, amar... y es que amo y amo... y muchas veces no es sino el deseo de ser amado, la soledad de un corazón que es como el chicle que se pega allá por donde pasa, mendigo de unas migajas de afecto...
Y nos encontramos con dos situaciones:
- que esperamos amor de otros, y no nos lo dan... Amamos pero no nos aman. Tenemos la esperanza de obtener una respuesta, es decir, ser co-respondido. Pero el que ama de verdad tiene que tomar el riesgo de no serlo.
- que, despues de mirarnos a nosotros mismos, nosotros tampoco sabemos amar de verdad, y nuestro "amor" esconde más egoísmo, necesidad... que otra cosa.
Palabras duras, pero a veces son ciertas. No vale acusar a los demás siempre. Cada uno deja bastante que desear.
- También están quienes nos aman incondicionalmente y se desviven por nosotros... y que nosotros pasamos bastante por alto...
"Amor"... "es que lo siento tanto y duele..." De veras? No sé bien lo que es el amor... Pero supongo que amas no cuando te duele algo que TE falta (ello solo manifiesta tu necesidad...). Amas cuando estás dispuesto a sacrificarte y renunciar a ti mismo, amas cuando cuidas cada detalle con cada persona. Y cuando ello ilumina tu vida y te hace mejor. Un amor que te hace inhumano no es amor. Y un amor que es injusto no es amor. Tampoco lo es si para amar tengo que odiar.
Por eso un creyente, viéndose tan necesitado de amor y tan necesitado de amar, con un corazón tan pobre como a veces tiene, en un mundo injusto, ha de acudir al Amante por excelencia, Aquel que en su humillación se dejó crucificar por nosotros, y reconocer: "Señor, amo muy mal", "no sé amar, enséñame Tú". Porque un amor que no pase por la cruz tampoco es amor.
Pincha aquí para ver esta foto.